jueves, 18 de octubre de 2007

De tanto oírlo, al final quiso probarlo

Esta historia empieza en un ambiente de trabajo, en el que somos un montón de compañeros, una agencia de seguros, yo siempre ando metiéndome con la gente y sobre todo con las chicas, haciendo comentarios relacionados con el sexo, pero sin malicia, solo para hacerme el simpático, pero claro, así todos los días se conoce que al final se acaba calentando el ambiente. Una de mis frases sexuales más utilizadas es "A tomar por culo, que es bueno para la vista", siempre me había dado cuenta que una de mis compañeras a la que llamaré Lucia (por aquello de que es patrona de la vista) me hacía más caso que las otras, y un día en el que nos quedamos los dos solos a trabajar hasta tarde, empezamos a hablar de sexo con toda naturalidad, y me confesó que a pesar de sus 27 años, nunca había probado el sexo anal, pues le daba miedo el dolor. Yo intentaba convencerla de que solo hacía falta tener ganas y un compañero con un poco de tacto.

Seguimos hablando un rato más, como si nada, pero claro el trabajo nos hizo ir a cada uno para su despacho. Así que a los quince minutos de separarnos, yo iba hacia la fotocopiadora, que quedaba cerca del despacho de Lucía, y empecé a escuchar unos leves gemidos, me acerqué lentamente y entre las cortinas podía ver a Lucía con las piernas sobre la mesa, una a cada lado, y una mano bajo la blusa y otra bajo su tanguita roja. La muy guarra, se estaba masturbando después de nuestra conversación, la imagen que estaba viendo me ponía muy cachondo, por lo caliente de la situación y el morbo de ser pillado expiando, saqué mi polla que estaba dura como un palo, y empecé a sobármela mientras Lucía continuaba tocándose el chumino, yo cada vez más cachondo, y eso que soy una persona muy tímida, en un momento de valentía, pues para mí lo que me estaba sucediendo era como un sueño, y en un sueño uno nunca es tímido si un valiente, decidí entrar a ver que pasaba.

Abrí la puerta de golpe, e incluso antes de que se sobresaltase, le dije:

- Lucía, o sea, que antes calentamos el horno y ahora íbamos cada uno por su cuenta a apagarlo.

Lucía, bajó sus piernas e intentó taparse, como pudo. Su voz entrecortada me dijo:

- Yo… yo…

- No te preocupes mujer, es normal, mira yo como estoy.

Le enseñé mi polla en todo su esplendor.

- Eso no está bien, somos compañeros, y tú estás casado, y yo tengo novio, no es correcto.

- No es nada malo, si es algo que los dos queremos, además yo no puedo irme así para casa, que no me cabe la polla en el pantalón.

Yo me iba acercando lentamente, y Lucía lentamente se iba echando para atrás en la silla, cuando llegué a su lado lo primero que hice, fue pasar lentamente mi mano por su chichi, estaba muy húmedo, ella estaba inmóvil, ni decía que si, ni que no, así que había que continuar. Me puse de rodillas y empecé a chupar aquel chichi, que tan húmedo estaba, lo tenía totalmente depilado, separé sus labios con las manos y empecé a pasar mi lengua por todo él, deteniéndome en su pequeño clítoris, haciendo círculos con mi lengua sobre aquella pepitilla, de vez en cuando lo mordisqueaba suavemente, con mi mano derecha empecé a meterle uno de mis dedos en el coño, le debía estar gustando pues me cogió la cabeza con fuerza y me obligaba a chupar aquella almeja, ni que hiciese falta obligarme, y empezó a gemir y a decirme:

- Chupa cabrón, ¿Esto es lo que querías no?, así chupa, me gusta, no te pares, no te pares come, come coño.

Como yo veía que estaba muy caliente, y ya se había desinhibido, empecé a chupar con más ganas y a pasar lametones largos desde el inicio de su coño hasta el final, deteniéndome antes de llegar a su ojete, pero muy cerquita, notaba como se arqueaba todavía más cuando mi lengua se acercaba a su ojete, como queriéndome obligar a que llegase a su virgen culito. Como vi que eso es lo que deseaba, pues aunque no soy muy experto, eso se nota, el último lametón se paró en su ojete, lo chupé con ganas muy lentamente, y volví a notar su respiración entre cortada y su presión otra vez en mi cabeza, no quería que parase.

- Que me haces hijo de puta, que me haces que nadie se atrevió, ummmm... que gusto, chupa cabrón límpiame el ojete, no pares.

Poco a poco su ojete, se iba lubricando, pasé mi lengua a su coño otra vez, y con mi mano me dediqué a pasarla de su vagina a su ojete, a fin de lubricarlo todavía más, empecé a meter un dedito, y ella se estremeció, seguí con ese juego unos minutos más, hasta que Lucía se levantó de golpe y me dijo:

- Déjame tu polla, cabrón yo también quiero chupar.

Me levanté y me senté yo en la silla, empezó a chuparla como una loca se la metía toda en la boca, hasta tenerla toda dentro, chupaba con fuerza, yo estaba que me retorcía de gusto en el sillón, veía como Lucía terminaba de sacarse la blusa, y pude ver así unas enormes tetas, morenas, con unos pezones negros que parecían de chocolate, acerque una de mis manos para empezar a sobarla, y ella seguía chupando, mientras con su mano izquierda la tenía en su entrepierna, yo veía como se metía dos dedos, a veces hasta tres, con un ritmo a veces hasta violento. Estaba en la gloría, Lucía comiéndome la polla como nunca, yo no quería correrme, pues mi única fijación era poder follarle el culo, así que le dije que parase, que quería follarla, Lucía se incorporó y se sentó en la mesa con las piernas abiertas, y su coño encharcado de tantos humores, me levanté y acerqué mi polla lentamente a su coño, y empecé a frotarla de arriba a abajo antes de meterla.

- No querías metérmela, pues métemela cabrón, déjate de mariconadas.

Me cogió la polla con la mano y la dirigió a la entrada de su chumino, puso las manos en mis cachas y me atrajo hacia ella, ya estaba dentro, empecé un mete-saca rítmico, entraba muy suave, estaba cachondísima y yo ni os cuento, pasé a follarla más fuerte, y empezó a entrecortase su respiración, sus ojos casi en blanco, a clavar sus uñas en mi culo.

- Así aaahhhh, así no pares…No pares ummmm... me voy a correr. No paressss.

Yo seguía follándola duramente, hasta que consiguió correrse, se relajó y yo seguía follándola, saqué mi polla y le dije:

- Lucía baja de la mesa y apóyate con los brazos en ella, ponme el culito bien en pompa, que quiero ver como te entra toda en el coño.

Lucía titubeo un poco, como temiéndose lo que podía pasar, pero lo hizo, la vista de aquel culo bien en pompa me ponía aún más cachondo, cruzó los brazos y apoyó la barbilla en ellos, su culo todavía se elevaba más, cogí mi polla y empecé a follarle el coño violentamente, agarrado a sus caderas, embestidas grandes y fuertes solo se escuchaba el chasquir de nuestras carnes y sus jadeos, reduje el ritmo de las embestidas, seguían siendo profundas, pero muy despacio… cogí la polla con mi mano derecha y empecé a pasársela por el culo, del coño al culo, se la metía en el coño y se la pasaba por el culo, con mi mano izquierda separaba sus cachas para ver mejor su culo, que se apretaba y dilataba al ritmo de mi polla, estaba mojadísima y su culo bien lubricado, me puse a follarle el coño y con mi dedo gordo de la mano izquierda empecé a metérselo en el culo al ritmo que le follaba el coño, ella no decía nada, solo gemía, era el momento… Cogí mi polla y la puse en la entrada de su ojete, y muy despacio empecé a hacer un poco de presión, lentamente, notaba como su ojete quería dejarme paso, yo seguí muy despacito, pero el miedo se apoderó de Lucía sacó sus manos de debajo de su barbilla y las puso en mis piernas para que no siguiese, todavía no había entrado ni mi capullo.

- Tranquila Lucía, relájate, si ves que te duele mucho yo paro.

- No, no por favor me va a doler.

- Déjate hacer, relájate, lo haré muy despacio

Saqué mi polla, y se la volví a meter en el coño, la follé un poco ya se había relajado, volví a apoyarla en su culo, y empecé de nuevo a metérsela muy despacio, la sacaba un poquito y volvía a empezar, se la pasaba del coño al culo para así lubricarlo todavía más, ella estaba más tranquila, así que cogí aire y empecé a metérsela de nuevo despacio, pero sin retroceder, cuando tenía dentro el capullo entero, se sobresaltó y se quejó un poco, sus manos volvieron a mis piernas, pero no me paraban, solo que no quería que pasase de ahí, empecé un mete-saca lento y suave, después de un ratito sus manos se retiraron, y empezó a gemir muy suavemente, y yo empecé a metérsela un poquito más, continuaba con mis embestidas lentas y suaves, pero cada vez mas adentro, sus gemidos empezaron a hacerse más ruidosos y su respiración se volvía a entrecortar, yo creo que iba a volverse a correr, y decidí acelerar un poco el mete-saca, ya no se quejaba, empecé más fuerte y más fuerte, yo veía como mi polla desaparecía totalmente en su culo. Empezó a jadear fuertemente...

- Si fóllame, fóllame cabrón, me estás rompiendo el culo, fóllame.

Y yo cuanto más oía esto más fuerte la follaba, empezó a correrse, y yo detrás, me corrí como nunca, acabé y me eché sobre ella, sin sacarle la polla, nos quedamos así inmóviles, sin hablarnos, hasta que mi polla se fue saliendo ella sola de su culo, chorreaba semen, me fui al baño a limpiarme un poco como pude ya que solo había un lavabo, cuando regresé, Lucía ya no estaba, me fui a casa, pensando en lo que había sucedido no sabía si había sido realidad o un sueño. Pero al día siguiente, cuando llegué al trabajo ya estaban todos en la oficina incluido Lucía yo no sabía que hacer, no hice ninguna de mis bromas, los compañeros me dijeron que me pasaba, yo argumenté que me dolía la cabeza, y se quedó ahí, hasta que a lo largo de la mañana coincidí con Lucía en la fotocopiadora y en voz baja me dijo:

- La vista recuperar no la recuperé, pero el estrés me lo sacó todito.

Así descubrí que no había sido un sueño.

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