martes, 16 de octubre de 2007

La habitación 521

Aquella noche salí de fiesta con unas amigas, y la verdad, lo reconozco, salía en busca de un hombre, necesitaba pasar un buen rato. Esa noche llevaba un vestido verde ajustado, con escote en vuelo, que, según se movía, dejaba imaginar mi 95 de pecho; las sandalias eran de tacón, también verdes. Yo no soy una mujer baja, mido 1'69, y a poco tacón que me ponga ya sobrepaso a bastantes hombres, pero me da igual, pues me gustan los hombres altos de por si. Pero bueno, pasando a lo importante, tengo un buen cuerpo, como ya he dicho una 95 de pecho, una cintura delgada y bonita cadera.

Llegamos al bar de copas y nos acercamos a la barra a pedir una, mientras fuimos tanteando el terreno, y de repente le vi, un hombre de mas o menos 1'90, unos venti pocos (perfecto porque yo tengo 21), con un buen cuerpo atlético, moreno, con el pelo algo largo, hasta donde empieza el cuello y engominado para darle un toque rebelde, y unos ojos oscuros y algo achinados...que me pusieron cachonda nada mas verlos. Al rato se acercó a mi, mis amigas habían ido a dar una vuelta, así que me entro con la frase:

- Parece que te han dejado sola

A la que muy participada le contesté:

- Estaba esperándote.

Nos tomamos una copa más y eso nos ayudó a terminarnos de poner a tono... le deseaba. Yo estaba apoyada contra la barra de espaldas a ella, se puso en frente mió y puso los brazos sobre la barra para que yo no pudiera salir, se acercó a mi oído, noté su respiración en mi cuello, no podía más.

- Te apetece que vayamos a dar una vuelta.

- ¡Si, si, si por favor!.

Pagó y al rato nos encontramos en la puerta de la habitación de un hotel, la 521.

Nada más entrar me aprisiono contra la pared y empezó a besarme, la pasión rebosaba, quería sentirlo ya, ver su cuerpo, le quite el jersey beig que llevaba y allí apareció, ese cuerpo tan perfecto; empezó a meter su mano por debajo de mi vestido, llegó a mi culo que pudo tocar perfectamente ya que yo llevaba tanga, lo agarró con fuerza, no fue mas que otra señal de lo cachondo que se estaba poniendo, después de unos cuantos besos más, lo arrastre hasta la cama y lo empujé encima de ella.

Debajo de sus vaqueros se veía perfectamente lo excitado que estaba. Me senté sobre el con las piernas abiertas y empecé a besar todo su pecho...fui bajando hasta llegar a su entrepierna, entre tanto el se las había apañado para dejarme en ropa interior. Desabroche su pantalón y bajé su bóxer verde hasta que su poya quedó en libertad, que preciosidad, le miré a la cara con una mirada picarona y empecé mi trabajo, primero con besitos, luego con lametones, hasta que termine metiéndomela por completo, arriba y abajo, mientras mis manos jugaban con sus huevos o sus muslos, terminé de desvestirlo por completo. Veía que estaba a punto de correrse, así que aceleré, deseaba que se corriera en mi cara, y así lo hizo.

Se incorporó y siguió besándome, bajó hasta mis pechos y casi me arrancó el sujetador, los lamió, se los metió de lleno en la boca, terminé siendo yo la que estaba debajo de él. Llegó a mi entrepierna y me hizo la mejor lamida que me han echo nunca, pasó primero su lengua por los labios, luego en círculos alrededor del clítoris, para terminar succionando por entero mi coño mientras metía su lengua en él. Yo estaba tan a punto que no podía más y le pedí que me follara ya, quería sentirle dentro de mi totalmente, así que subió su cuerpo y empecé a notar la punta de su poya en la entrada de mi vagina, llena de flujos, por lo que entró fácilmente, primero despacio la primera vez, las siguientes fue subiendo el ritmo, mis manos estaban en su espalda, agarrándolo fuerte, nos mirábamos, nos besábamos, hasta que los dos nos corrimos entre gemidos y gritos. Se recostó a mi lado, los dos estábamos cansados después de aquello, pero aun no se había saciado mi deseo.

- ¿No creerás que he acabado contigo verdad? - le dije

- Espero que no - me contestó

Al rato volví encima de el, a besarle, empecé por el cuello, la boca, enseguida se puso dura otra vez, seguro que de recordar las corridas anteriores, esta vez quería jugar yo así que me senté encima y me introduje poco a poco su poya, me costó un poco mas porque no estaba tan excitada como antes, pero eso se resolvió en cuanto empecé a cabalgar un poco sobre él. Jugaba con mis pechos, mi cintura, no se aguantaba del placer, y verlo así me encantaba y me ponía todavía mas, cuando los dos estuvimos muy cachondos paré y cambié mi posición, ahora era mi boca la que estaba otra vez al lado de su boca, pero mis piernas también estaban alrededor de su cabeza, estábamos formando un bonito 69. Los dos empezamos a chupar y lamer, el solo echo de imaginarme su cara haciéndolo y no poder verlo... me ponía tal que no me costó casi correrme, otra vez lo hizo él. Ahora si estábamos agotados. Nunca olvidaré aquella noche con ese hombre tan apuesto y guapo, es más, muchas veces viene a mi mente en noches de soledad, cuando mis dedos son mi único compañero.

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