martes, 16 de octubre de 2007

Deseaba sexo oral

Esta historia es acerca de mi y una amiga con ventaja que tuve hace unos años atrás cuando Yo tenía 20 años (tímido respecto al sexo opuesto) y ella tenía 28 años, morena con un cuerpo delgado pero sus buenos senos y trasero. Nos conocimos en una fiesta que un amigo en común nos invito. En esa fiesta enganchamos inmediatamente y al final de la fiesta la fui a dejar a su casa, quedando de vernos al otro día. Tuve deseos de invitarla a un motel pero no me atreví.

Tuve un sueño húmedo con ella y dejé las sábanas tiesas y ese día la fui a buscar por la noche, tomamos unos tragos y me dijo sin rodeos que deseaba estar conmigo (estaba muy nervioso por la propuesta ya que yo tenía muy poca experiencia!) y yo acepté. Gocé del sexo tradicional con ella como nunca esa noche.

En ese entonces era tímido en lo que respecta al sexo, ella tenía más experiencia que yo, era separada y me enseñó algunas técnicas para hacerla gozar más, con ella tuve mi primera penetración al estilo "perrito". Ver su culo y mi pene penetrándola una y otra vez me excitaba mucho, y para que decir el sentir mis bolas golpeándole el trasero.

Tuvimos buen sexo tres noches seguidas, pero no hubo sexo oral (hasta ese momento nunca me lo habían mamado) y lo único que deseaba era eso, tenía unos labios carnosos que me ponían a 100! y no me atrevía a pedírselo, como dije era tímido a esa edad. Bueno, por motivos de trabajo ella estuvo fuera diez días y cuando volvió me llamó para encontrarnos en su casa y pasó lo mejor...

Al llegar a su departamento ella se fue al dormitorio, pero antes me dijo que me desnudara por completo y mientras me desvestía se fue al dormitorio a esperarme. Cuando estuve listo ya estaba con el pene erecto y al entrar ella estaba sentada al borde de la cama de rodillas y desnuda (tenía cama baja tipo japonesa), me dijo: "Acércate y ponte frente a mí”... mi pene quedó frente a su cara y dijo "Desde el primer día que deseo mamar tu pene, pero te quería hacer sufrir un poco y la verdad es que no aguanto más. Sabías que tienes un pene grande y grueso?" (Debo decir que tengo un pene de 20 cm y bastante grueso). Entonces comenzó a besar mis bolas y fue lamiendo mi tronco muy despacio, deteniéndose en el borde del glande y con su lengua con movimientos rápidos me acariciaba el frenillo. Solo usaba su boca y no me tocaba con sus manos. Esto hizo que mi glande si hinchara de una manera que nunca creí posible. Luego con sus labios besó la punta del glande y abrió sus boca solo un poco y comenzó a tragarse mi glande con suavidad hasta tragárselo todo y su lengua se movía por todo alrededor. Estaba en el cielo. Esto lo hizo varias veces y con algunas variaciones.

Después con su mano izquierda empezó a masajear mis bolas, con la otra rodeó el tronco de mi pene acariciándolo suavemente y mientras su boca masajeaba mi glande, No puedo describir la sensación de placer que me producía esto!... toda su atención estaba concentrada en mi pene, no tocaba ninguna otra parte de mi cuerpo. Esta actividad duró creo que unos cinco minutos y luego se dio vuelta para que la penetrara por atrás, pero estaba tan caliente con esta mamada que le dije "Maldita, yo deseaba que me mamarás mi verga desde el primer día, y tu querías hacerme esperar pero no te aguantaste... Ahora hembra caliente ponte de frente y continúa lo que empezaste”. Así que ella volvió a masajearme las bolas con una mano, la otra en el tronco y mi glande que ya estaba morado de lo hinchado dentro de su boca... "Mmmmm… hembrita... con tu lengua acaríciame el frenillo”.

Cuando sentía deseos de correrme la detenía un rato y hacía que lamiera mis bolas sin tocarme el resto del cuerpo y luego que continuara mamando... así la tuve 20 minutos por querer hacerme sufrir la maldita y ella me pedía que la penetrara por su rica vagina, pero no. Hasta que llegó el momento y descargué mi leche con fuerza en sus labios y cara. Ella con la lengua empezó a recoger mi semen de sus labios y con los dedos recuperó todo el semen que pudo de su cara y se chupaba los dedos con cara de gozadora. Mi pene aún estaba hinchado pero no tan duro. Le dije que lo tomara con sus manos y me ordeñara con su boca hasta tomarse la última gota de mi semen, leche que no se podía desperdiciar.

Después de este día, tomé confianza y yo controlaba la situación y le ordenaba que me mamara el pene como esa noche, a ella le gustó esto y desde ese momento siempre me hacía sexo oral como a mi me gustaba. Después de "ordeñarme" descansamos un rato... y luego cuando estaba excitado de nuevo la penetraba por su coño y su anito, haciéndola gozar hasta el orgasmo.

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