jueves, 18 de octubre de 2007

Regalo de cumpleaños

Conocí hace mas o menos un año a un chico peruano, a modo de acotación digo que soy chilena. Entre él y yo nació una fuerte atracción, tanto así que siempre que nos hablábamos por el msn teníamos cybersexo, el clímax de ésta historia fue cuando finalmente él vino a visitarme por mi cumpleaños.

Conocí a Pedro en una página de chat, primero solo hablábamos de cosas superfluas, tipo: "vivo en", "tengo tantos años", etc. Paso a decir que él tiene 24 años y yo 20, él es muy atractivo, mide mas o menos 1.70, se deja barba y el cabello un tanto largo, no muy moreno, buen cuerpo y con una sonrisa deslumbrante; yo por mi parte mido 1.65, tengo el pelo largo y liso, soy blanquita, con 93 de pecho y 100 de trasero muy lindo, redondito y parado, soy universitaria, tengo un departamento y vivo con una amiga.

Pues bien, nos hicimos bien amigos y me pasó su msn, comenzamos una relación bien especial, amigos un día y cyberamantes, otra. Así pasó un año, y así también fue creciendo la atracción entre nosotros y la verdad yo ya no aguantaba una noche más de pajearme pensando en él sin tenerlo a mi lado, en mi cama. Así se lo dije a lo que él respondió de la misma manera. La noche en que se lo dije me llamó a mi móvil y tuvimos el mejor sexo telefónico que hubiéramos pensando, cerró la llamada prometiéndome que vendría para que celebráramos juntos mi cumpleaños.

Pasaron unos días y se acercaba mi cumpleaños, y yo había desechado la idea de su visita por lo difícil que era. Llegó la víspera de mi cumpleaños y muy temprano recibí un llamado, era Pedro y fue muy breve:

- Ven a recogerme al aeropuerto por favor, mira que traigo un paquete para ti.

Le respondí con una maliciosa carjada, le corté, tomé mi bolso y salí.

Al llegar al aeropuerto lo busqué afanosamente entre la gente que llegaba o se iba, de pronto, sentí una mano que tapaba mis ojos y un cuerpo que se moldeaba al mío, alguien que me punteaba descaradamente, lo cual me calentó mucho, me destapé los ojos como pude y me di vuelta, mi boca se encontró con otra tan deseosa como la mía. Lo tomé de la mano y lo llevé al auto, tuvimos tiempo de llegar al departamento para empezar a quitarnos la ropa, él me besaba mucho mas apasionadamente de lo que yo hubiera imaginado, su lengua llegaba hasta mi garganta y luego salía a buscar mis labios, yo lo tocaba por todas partes, me tomó en brazos y agarro mi trasero con mucha fuerza, me puso sobre una mesa y comenzó a quitarme la ropa al tiempo que yo se la quitaba a él.

Primeo me quitó la blusita que llevaba y luego con mucha delicadeza me quitó el sostén, comenzó a chuparme los pechos y a morder mis pezones, a esas alturas yo ya estaba a mil y mojadísima, de un zarpazo me quitó la falda que traía y me dejó solo con mi tanguita, a la vez, yo le quité su polerita y le besaba el pecho, cosa que sabía lo excitaba mucho. Me tumbó en la mesa y se quitó los jeans, me besó por sobre la tanga, la cual ya estaba húmeda por mis jugos, me la sacó lentamente a la vez que besaba mis piernas, empezó a lamer mi conchita, a tomarse mis jugos, a meter y sacar su lengua y yo jadeaba más y más, luego de unos minutos de estar así, de ponerme al borde, me vine y el saboreó mis jugos orgásmicos, pero yo quería más y más así que le dije en tono ahogado "penétrame!" a lo que respondió: "todo lo que quieras nena, y por donde quieras", así que se sacó los jeans y el boxer y tomo su polla grande, dura y roja y de una oleada me la metió, duro y más duro, hasta que ya no me salían más gritos, finalmente acabó dentro de mi y se aparto jadeando.

Estuvimos así, tirados, unos minutos, sin hablar, solo jadeando y tocándonos, me puse en cuatro sobre él y tomé su polla en mi boca, se la mordí suavemente y de una ésta se puso roja y dura otra vez, pareció entender lo que quería, la comencé a chupar, a succionarla y a morderla, mi lengua se deslizaba por todo ese pedazo de su ser que tanto me gustaba, luego, la chupé como nunca y él se vino en mi boca, me salí y me tomó por la cintura, me llevo así hasta la cama y me puso en cuatro junto a ella, metió dos dedos en mi trasero para dilatar mi agujerito, luego pasó su lengua a lo que yo respondí con un gemido de placer, me tomó de la cintura y me plantó su polla hasta el fonfo, di un placentero grito, ese dolor mezclado al gusto que esa polla me provocaba me encantaba. A la vez, ponía sus dedos en mi conchita y presionaba mi clítoris, apretaba mis pezones y me recorría entera, ambos tuvimos un gran orgasmo, se acostó a mi lado en la cama, sonrió y me dijo:

- Espero que te haya gustado tu regalo de cumpleaños, viste que si era un gran paquete? - y rió.

- Nunca me habían dado algo tan delicioso - respondí.

Esa tarde el regalo se repitió muchas veces, así mismo con los días siguientes, y aún mejor cuando llegó mi turno de visitarlo, pero esa es otra historia, para otra fogosa ocasión.

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