martes, 16 de octubre de 2007

Mi gorda amiga

Había conocido a Susana una noche navegando por Internet hace casi 3 años. Entré en un chat y ahí vi un nick que llamó mi atención, "chicagorda". La verdad es que a mí siempre me han gustado las chicas con carne, y esa era una fantasía que no había hecho realidad. Empezamos a hablar y me pareció una chica majísima, tanto que estuvimos casi 4 horas hablando. A partir de aquella noche hablábamos casi a diario. Ella tenía 20 años, me había dicho que era morena de ojos marrones y que estaba bastante gorda. Era de mi misma ciudad, y a los pocos días le dije que me gustaría conocerla en persona pero me dijo que no, que mejor así.

Ella sabía que yo tenía novia, y le conté también esa fantasía mía temiendo tal vez asustarla, pero no fue así. Me contó que ella también tenía fantasías como todo el mundo, pero que no las había llevado a cabo. Así fue pasando el tiempo y tomamos mucha confianza. Algunas noches por teléfono nos habíamos excitado juntos y nos habíamos masturbado, y hablábamos de lo que nos gustaría hacer juntos, cosa a la que yo estaba más que dispuesto, pero yo sabía que ella aún no lo estaba, así que me dediqué a esperar.

Habían pasado ya dos años y aún no nos habíamos conocido, alguna vez me había dicho que quedábamos pero al final se había echado atrás, y nada. Por fin, en mayo del año pasado me dijo que iba a ir a la feria del libro con unas amigas, y yo le dije que también iría ese día, y quedamos en que si finalmente yo iba, la llamaría para vernos. Me dijo el punto exacto del parque de "El Retiro" donde había quedado y la hora. La verdad es que aquel fin de semana yo estaba en el pueblo con mi novia, pero la puse una excusa y me planté en Madrid sólo para verla, ni siquiera tenía pensado llamarla, sólo quería verla, saber que era real. Y vaya si lo era!! sólo había visto una foto de su cara por el móvil, y la reconocí en seguida. Sí, cierto era que estaba bastante gorda, pero tenía formas, formas que a mi me encantaban. Bajo su camiseta se adivinaban dos pechos grandes que a mi ya me estaban volviendo loco.

Me fui de allí contento y le mandé un mensaje al móvil diciéndola que la había visto, y ella me llamó y me preguntó si aún estaba por allí, le dije que sí y quedamos en una caseta de helados cercana. Llevaba dos años esperando ese momento, estaba un poco cortado, y sin embargo ella radiante, con una gran sonrisa y hablándome como si realmente nos conociésemos de toda la vida. Este encuentro duró poco pues ella tenía que irse, y al despedirse nos dimos un abrazo, y al sentir sus pechos rozando mi cuerpo mi excitación fue notable, y ella miró hacia abajo, sonrió, y me dijo, "Ya hablaremos de eso". A partir de ahí comenzamos a vernos casi todas las semanas, hasta que una noche de septiembre nos vimos en la puerta de su portal. Ella llevaba una camisa sin mangas, con un par de botones desabrochados que a mi me estaban volviendo loco, no podía dejar de mirar y ella se dio cuenta. Pensé que se taparía pero por el contrario empezó a juguetear con los botones y se desabrochó un botón más. Le dije que si seguía así no podría controlarme, y ella me dijo "Precisamente eso es lo que quiero, que no te controles". Acto seguido me lancé a besarla, y le dije que si podíamos entrar en su casa o si nos íbamos a la mía. Me dijo que sus padres seguían de vacaciones y entramos.

La noté nerviosa, me recordó su falta de experiencia, y yo la dije que se dejara llevar. En el mismo pasillo desabroché su camisa y empecé a acariciar sus enormes pechos por encima del sujetador. Me llevó a una habitación, por el camino le había quitado la camisa y comencé a quitarle el sujetador. Yo también me quité la camiseta y ella temblorosa empezó a acariciar mi espalda mientras yo ya me estaba dedicando a lamer sus pezones. Ella acarició mi polla por encima del pantalón y lo fue desabrochándolo despacio. Al cabo de pocos segundos estábamos los dos en la habitación, desnudos, con poca luz, pero suficiente para ver su cuerpo. La tumbé en la cama con las piernas abiertas y me acerqué a lamer su coño, un coño con poco pelito, con labios gordos y tremendamente mojados.

Cuando metí mi lengua entre sus húmedos labios Susana soltó un gemido que me hizo acelerar el ritmo de mi lengua, tanto que ella empezó a decir "No pares por favor", y seguí hasta que la llevé al orgasmo, me llenó la boca de deliciosos jugos mientras ella se movía y gemía. "Ahora quiero darte el mismo placer", me dijo, así que me tumbé en la cama boca arriba, y ella comenzó a pasar su lengua por mi polla que a estas alturas estaba ya más que tiesa. Agarré su cabeza para marcar el ritmo cuando se metió la polla en la boca. Me dijo que era la primera vez que comía una polla, y aunque se la notaba inseguridad puedo asegurar que me hizo una mamada como nunca me habían hecho. Separé su cabeza para no correrme, pues quería correrme en sus tetas, así que estando ella tumbada, me puse sobre ella metiendo la polla entre sus tetas. Fue ella la que agarró sus tetas y empezó a hacerme una deliciosa cubana, que me llevó a correrme en poco tiempo. Llené sus tetas de mi leche, y ella lo fue recogiendo con el dedo y llevándoselo a la boca.

Nos quedamos los dos en la cama tumbados, besándonos y acariciándonos, hasta que mi polla volvió a estar dura. La dije que la iba a follar como nadie nunca la había follado. Abrí sus piernas, restregué mi capullo por su empapado coño, y le dije que si quería que se la metiera tendría que pedírmelo. No tardó en empezar a decir "Por favor, métemela ya, no puedo esperar, fóllame", y yo... se la fui metiendo poco a poco, haciendo hueco en ese coño. Una vez la tuve dentro la saqué y se la metí de golpe, cosa que a juzgar por la cara de Susi, la gustó mucho.

Empecé a follarla, primero despacio pero no podía, cada vez más rápido, llegando a hacerlo de una forma casi salvaje. Ella tenía los ojos cerrados y tenía una cara de placer que jamás podré olvidar. La puse a cuatro patas y volví a metérsela en el coño de un empujón, y a los pocos minutos Susi estaba teniendo otro orgasmo, sus jugos salían por su coñito, y eso me dio una idea. Paré de follarla y empecé a pasar mis dedos por su coño mojado y después lubriqué su culito con sus propios jugos. "Esto te va a encantar, ya lo verás". Susana no dijo nada, se dejaba hacer. La dije que apoyara el pecho en la cama, con su enorme culo en pompa y bien abierto. Puse mi polla en la entrada de su culito y empecé a meterla. Al principio se me hizo difícil, y paraba cuando ella me decía "Me duele". Al final conseguí metérsela entera, me quedé un poco parado, la saqué, volví a metérsela y esta vez entró ya sin problemas. "¿Te gusta que te de por el culo?" pregunté, y ella contestó "Sí, sí", entre gemidos. Estar allí con Susana, follándomela así era un sueño, en mi cabeza se repetía todo el tiempo que había esperado para poder follarla, y eso aceleraba el ritmo de mis envestidas. A la misma vez Susana había metido su mano entre las piernas y se acariciaba el coño. Yo no aguanté más, saqué la polla de su culo, la di la vuelta y de nuevo me corrí en sus tetas, mientras ella seguía tocándose el coño.

Nada más terminar de correme, bajé hasta su coño y le metí bien la lengua, por su clítoris, por toda la raja, llegando incluso a meterle la lengua dentro del coño, hasta que volvió a correrse en mi boca. Fue una experiencia única.

Pensé que allí comenzaba una historia sexual gratificante, pero a mi novia la trasladaron al país vasco, y como ya estábamos a punto de casarnos, tuve que abandonar Madrid y seguirla. Busqué un hueco antes de irme para volver a verla, pero esta vez en un hotel. Volvimos a follar como locos pero esta vez al terminar nos invadió la tristeza.

No hemos vuelto a vernos desde octubre, para mi es imposible de momento ir a Madrid solo, y a ella venir aquí, más imposible aún, pero guardo la esperanza de volver a ver a semejante hembra y volver a follarla. Ahora solemos calentarnos por MSN, pero no es lo mismo.

Espero que os haya gustado mi historia con Susana.

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