jueves, 18 de octubre de 2007

Gozando en un cine club

Esto sucedió cuando estudiaba en un instituto de ingles americano. Como cada ciclo del instituto dura un mes puedes dejar de estudiar uno que otro mes y continuar con la carrera sin problemas. Por esta razón por lo general cada ciclo encontraba compañeros nuevos y profesor nuevo. Esto ayudo a que mantuviera relaciones frecuentemente con diferentes compañeros de clase, inclusive con algunos profesores.

Los que me conocen de mis anteriores relatos sabrán que me encanta provocar a los chicos (me hace sentir una verdadera hembra), razón por la cual me gustaba ir al instituto siempre con minifaldas muy cortas y polos de lycra que demarcaban muy bien la forma de mis senos. Cuando me levantaba de mi lugar para ir al baño a la pizarra, podía sentir las miradas de deseo de los hombres sobre mí, algo que siempre me ha gustado. Además, como siempre he sido muy coqueta, siempre saludaba y sonreía a todos en el instituto incluyendo a los profesores.

El profesor que me toco en esta oportunidad era un señor mayor que los anteriores que había tenido, yo le echaba mas de 40 años. Él me llamó la atención ya que era muy serio, y además muy varonil. Siempre que pasaba por su costado me saludaba muy atentamente con una sonrisa. En un principio, debido a que lo veía una persona muy mayor para mí, solo en raras ocasiones me acercaba donde él para conversar o consultarle alguna cosa que no entendía. Fueron pasando los días y me fui dando cuenta que era un hombre culto y muy interesante por su manera de conversar y los temas que hablaba. Cuando se dirigía a mí me miraba directamente a los ojos, haciendo que me ponga un poco nerviosa.

Así fue que cuando terminaba las dos horas de clase, me quedaba hasta el final para ir hacia él con la excusa de consultarle cualquier cosa, y fue así que conversábamos de cosas personales también. Me contó que tenia 43 años, que era casado y que tenia un hijo de mi edad que acababa de ingresar a la universidad. Yo también le conté que vivía con mis tíos, de los cuales solo recibía dinero pero casi nada de afecto, y que en ese momento no tenia enamorado (lo cual era verdad). Me gustaba hablar con él ya que cuando lo hacia lo sentía muy diferente a mis compañeros de clase, quienes en todo momento no hacían otra cosa mas que mirarme las piernas o mis pechos descaradamente.

Como estudiaba en él ultimo horario de 7:30 a 9:30 de la noche, el no tenia problemas de quedarse conmigo en el salón al finalizar la clase. Hasta que un día como cualquier otro me comentó que a él le gustaba mucho ir al cine, pero que su esposa detestaba ir. Yo le conté que a mí si me encantaba el cine, y me preguntó si podría acompañarlo ese mismo día a ver una película, ya que no le gustaba ir solo. Siempre he leído y he escuchado que no es conveniente salir con hombres casados pero no sé porque en ese momento no me importo y accedí a acompañarlo. Muy contento me dijo que había una película que ya estaban por retirarla de la cartelera.

Entonces salimos juntos del salón y me dijo que saliera primero y lo esperara afuera en la esquina del instituto ya que el tenia que arreglar un asunto antes de salir. Espere unos diez minutos y lo veo salir por la puerta, nos encontramos y nos subimos a un taxi. Llegamos a un cine club al cual yo nunca había ido y compró las entradas. Como llegamos un poco temprano, al entrar en la sala no había nadie, seguramente por lo que ya me había dicho que no era una película muy comercial y además estaban por retirarla de cartelera, recuerdo que se llamaba “corazones de fuego” o algo así y era koreana.

Nos sentamos en la ultima fila a esperar que comience la función, tiempo en el cual pude ver que ingresaron uno que otro aficionado al séptimo arte y se ubicaron en las primeras filas. Después, mientras empezaba la película, él me contaba que desde muy chico tenia esta afición de asistir al cine. Yo solo lo miraba mientras me hablaba, y estaba como embobada por la forma como se dirigía a mí. De pronto las luces se apagaron y comenzó la película. Él parecía que estaba muy atento al desarrollo de la trama, y eso me provocó cierta inquietud por el hecho de ser los únicos en ese sector del cine.

En un momento dado, puse mi brazo en el apoya brazos de la silla y no me di cuenta que su brazo estaba ahí. Debido a que él tenía camisa de manga corta, pude sentir el calor de su brazo en el mío. Yo casi no prestaba atención a la película por estar pensando que nuestros brazos se estaban tocando. Me puse a imaginar sobre que es lo que haría yo si él quisiera besarme o tocarme, y el solo hecho de fantasear hizo que se humedeciera mi entrepierna.

De pronto sin decirme nada él tomó mi mano con la suya, y entrelazó sus dedos con los míos. Yo me quedé sin saber que hacer y quedamos con las manos agarradas. Era agradable estar así, y me di cuenta que el motivo de haber aceptado su invitación era por que en mi interior sentía que él me gustaba mucho como hombre. Estaba casi segura que si él intentara algo conmigo, yo no haría nada por rechazarlo. Voltee mi rostro para mirarlo, y vi que me estaba mirando a los ojos profundamente. Poco a poco acercó su boca a la mía y nos fundimos en un beso que aceleró mi corazón al punto que sentí que iba a explotar. Me derretí al contacto con su lengua y mi cuerpo se estremeció completamente. Poco a poco ese beso que en un primer momento fue dulce, se fue convirtiendo en un beso salvaje y desesperado, y podía sentir sus jadeos y respiración sobre mi rostro.

Seguidamente puso su mano derecha sobre uno de mis senos, al momento que la mano que estaba entrelazada con la mía, la jaló hacia su pene y me hizo tocárselo por encima de su pantalón. Instintivamente comencé a acariciárselo, cada vez con mas fuerza, dándome cuenta que tenía un gran tamaño. Él por su parte había metido su mano por debajo de mi polo, y metía sus dedos por debajo de mi sujetador. Al estar besándonos y tocándonos, mis piernas se separaron ligeramente, como invitándolo a que me tocara ahí también. El no se hizo de rogar y metió sus manos debajo de mi corta faldita, y paso dos dedos por encima de mi ropa interior para luego comenzar a jalarla, de tal forma que quedo ubicada justo antes de mis rodillas.

Pude sentir el cuero de la butaca debajo de mis nalgas, y el palpitar de mi conchita deseosa de la verga que estaba tocando. Sin creer lo que estaba haciendo, le abrí la bragueta del pantalón y seguí acariciándole su instrumento por encima de su ropa interior. Luego hice a un lado su calzoncillo y su verga salió como un mástil. El se aflojó la correa y en la oscuridad pude ver su hermosa verga rodeada por su vello púbico. Sin esperar a que me lo pidiera, me incliné para chupársela. Él acariciaba mis cabellos mientras le daba una mamada de la que yo misma me sorprendí, y con su mano izquierda me acariciaba las nalgas, metiendo uno de sus dedos en mi ano.

Dejé de chupársela por un momento y él se reclinó en la butaca, pidiéndome que me sentara sobre su verga. Me saqué las braguitas que las tenia en mis rodillas dejándolas caer al suelo, y él separó sus piernas para que yo me pusiese en medio de ellas. Luego le agarré su verga y la coloqué en la entrada de mi concha, dejándola ahí para poder sentir toda su dureza en el momento que me sentara sobre ella.

Una vez que la tuve dentro hasta la base, me quedé sentada un momento mientras él me sacaba el polo que traía puesto. Luego desabrochó mi sujetador liberando mis pechos. Puse mis manos en los apoyabrazos de la butaca y empecé a moverme sobre su verga, mientras él aprovechaba para masajearme las tetas con ambas manos. Una vez que mis brazos se cansaron, él me ayudaba a subir y bajar agarrándome de las caderas. Mis tetas se bamboleaban de arriba para abajo sin control por la intensidad de nuestros movimientos. No tarde en correrme como loca. La sensación de estar en un cine con el peligro de que alguien pudiera mirar atrás y descubrirnos en pleno acto hizo que me viniera una serie de orgasmos encadenados con una intensidad tal que pensé que iba a morirme de tanto placer.

¡Que morbo! ¡Que delicia! ¡Que placer! Que placer sentía de estar siendo culeada en un cine, no entendía como podía ser tan puta en haber aceptado, pero los orgasmos que invadían mi cuerpo me hicieron olvidar rápidamente esos pensamientos, y solo me dediqué a gozar. De pronto me dio la impresión que su verga se hinchaba mas de lo que ya estaba, entonces apreté los músculos de mi vagina para darle mas placer como muestra de retribución. De pronto un torrente de leche inundo mi concha. Chorros y chorros de semen rebotaban en mi interior mientras él jadeaba de placer por la corrida que se había dado en mi. Yo tuve mi ultimo orgasmo al sentir su leche llenarme toda.

Después de esa magistral corrida, sin sacarme su verga todavía palpitante, me recosté sobre su pecho agotada, y voltee mi cara para poder besarlo en señal de agradecimiento, mientras él no soltaba mis tetas y las seguía acariciando. Luego que estuvimos un rato así me puse nuevamente mi sujetador y mi polo. Antes de que acabara la película nos paramos y salimos del cine. En el camino hacia mi casa él me dijo que era la mejor película que había visto y yo solo sonreí.

Llegue a mi casa y me fui directo a mi habitación. Me recosté en mi cama y me puse a pensar y recordar lo que había vivido esa noche. Fue en esos momentos que me di cuenta que no tenia puestos mi calzoncitos y que se habían quedado en el cine. Me puse a imaginar la cara del que las encontrara, seguramente se daría cuenta de lo que había pasado ahí, y si las oliera sentiría el aroma dejado por mis flujos.

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