martes, 16 de octubre de 2007

Mi diosa morena

Mi nombre es Edgar, esto sucedió tan sólo hace unas semanas. Me encontraba descansando una tarde en una playa muy conocida de México junto a una muy buena amiga, estábamos muy relajados en la piscina de su casa que tiene una vista inigualable al mar, parecería que donde acaba la piscina comienza el mar y viceversa.

Comenzaré por describir a mi acompañante, es morena clara, de cabello negro, unos ojos verdes penetrantes que de tan solo dirigirte una mirada te derriten, tiene unas facciones bellísimas y tiene un cuerpo espectacular, unos senos no muy grandes pero bien redonditos, una cintura diminuta bien marcada, un culito redondo bien paradito acorde con su cuerpo con esos hoyitos tan ricos que se marcan en la espalda baja y aparte unas piernas largas y bien contoneadas. Yo tengo cuerpo atlético, procuro hacer ejercicio, soy blanco un poco bronceado, tengo ojos color miel y tengo un miembro normal 17 cms. con el que me encanta llenar de placer a las mujeres.

Ella se encontraba descansando recostada, con un bikini blanco de dos piezas, la parte de arriba se agarraba de su cuello juntando aún más sus senos y dejando libre toda su espalda, la parte de abajo era diminuta era una tanguita de un triangulito pequeño que se perdía en medio de sus bellísimas nalgas, me acerqué a ella y comencé a darle un ligero masaje en la espalda a lo cual ella por supuesto no se opuso, de inmediato desamarro su sostén para que pudiera darle mejor el masaje, comencé untándole un poco de aceite por toda la espalda para que pudiera sentir el calor de mis manos recorriéndola, ella mencionó que le hacía mucha falta que siguiera hacia su cuello y así lo hice, masajee ese cuello tan esbelto y hermoso al mismo tiempo que me extendía hacia sus hombros. Después continué con sus piernas, era un deleite poder tocar esas piernas tan hermosas, rozaba con mis dedos la parte interior de sus muslos sin llegar a tocar su sexo, pero cuando me acercaba lograba percibir como le recorría un escalofrío por todo el cuerpo.

Después de un buen rato de darle el masaje ella se volteó dejándome ver sus hermosos pezones que estaban bien erectos, permitiéndome dar cuenta de lo excitada que se encontraba, me tomó por el cuello y comenzamos a besarnos, fue un beso profundo, lento, apasionado; este beso hizo que me excitara mucho, el bulto debajo de mi traje de baño me delataba, así que la tome por el cuello, fui bajando poco a poco mi mano recorriendo su espalda hasta llegar a su hermoso culo, seguí esas hermosas curvas hasta que uno de mis dedos hizo contacto con su tanguita húmeda por lo excitada que se encontraba, ella se dejo llevar, seguí acariciando su culo e hice a un lado su tanguita, acaricié desde atrás su vulva perfectamente depilada, separé un poco sus labios y me encontré con un mar de flujos, solo masajee su vulva con suavidad para que siguiera creciendo su excitación.

Después le quité por completo su tanguita, le pedí que se sentara y le abrí las piernas, me encontré con una vulva deliciosa, bien depilada, rosita, con unos labios perfectos pidiéndome que me los comiera, así que eso hice, comencé a besar toda su vagina, utilizaba mis labios, la lengua y sutilmente mis dientes, al sentir que le faltaba poco para correrse hice una breve pausa, le hice sentir mi aliento caliente y ahora arremetí con más fuerza pero ahora sobre su clítoris que se había dejado ver desde hace rato, así que jugué con él, hacía círculos y lo chupaba como al más dulce caramelo, ella no tardó en correrse, sus flujos salían a chorros y sus espasmos eran cada vez mayores, una vez que se tranquilizó le dije al oído que podía lograr que se corriera muchas veces más tan solo con mencionárselo, a lo cual me volteó a ver sorprendida y yo contesté con unos susurros breves pero exactos que junto con acariciar su nuca donde inicia el cabello y plantarle un beso largo logré que tuviera un multiorgasmo, sus gemidos se perdían en la inmensidad de la bahía, tal vez a lo lejos alguien nos escuchaba pero no se podían ni imaginar lo que ahí sucedía.

Una vez terminados sus orgasmos, se levantó y se metió en la piscina, me hizo una seña para que me metiera al agua también, me quité el traje de baño y enseguida entré, el agua estaba tibia, me acerqué a ella y de nuevo nos besamos, esta vez ella tomó mi miembro y comenzó a masturbarme, la sensación era maravillosa, estaba atardeciendo, el sol bañaba nuestros cuerpos, ella me besaba y acariciaba con una maestría inigualable, subió sus piernas a mi cintura tomó mi miembro y lo puso a la entrada de su vagina, mientras me besaba dejo que la penetrara tan profundo como fue posible, yo besaba sus pechos mientras ella se contoneaba, hacia círculos, variaba la intensidad, después de arriba a abajo hasta que tuvimos nuestro primer orgasmo juntos, yo la tomaba de las nalgas mientras ella me enterraba las uñas en la espalda del placer que estábamos sintiendo.

Salimos de la piscina, ella desapareció por un momento, regreso con algo en una toalla, no podía ver que era, se sentó en una silla de playa abrió las piernas y comenzó a masturbarse, primero masajeó su vulva por encima, muy suave y lentamente, después llevó un dedo a su boca y lo chupó para después llevarlo a la entrada de su vagina, lentamente lo fue metiendo hasta que entró todo, era visible como su excitación crecía pues cada vez emanaba más flujos, no pude más y me acerqué, pero ella me hizo la seña de que me detuviera, poniéndose en cuatro me dijo que ahora me quería pero por su culito, así que me dio el lubricante, yo masajee su ano hasta que se fue relajando el esfínter, para ese momento su respiración era ya muy agitada, metí un dedo, después dos, hasta tener tres adentro dándole placer, me dijo "métemela ya", coloqué un poco más de lubricante y la penetré, ella dio un grito entre dolor y placer, empecé a bombear primero lentamente, fui acelerando, después se la saqué toda y la volví a meter, ella pegaba unos gemidos deliciosos al mismo tiempo que yo ya sentía que me volvería a correr, así que arremetí con más fuerza al mismo tiempo que la levantaba y le besaba el cuello por atrás, comenzaron los espasmos de su orgasmo y su culo me apretaba más, así que yo también me corrí, escurría mi semen por su culo, hace tiempo que no me corría tanto, ella se recostó y me pidió que pusiera mi cuerpo encima de ella, podía sentir su cuerpo hirviendo debajo de ella, después me pidió que fuéramos al jacuzzi, pero ese relato será en otra ocasión.

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