martes, 16 de octubre de 2007

Malu se acostó conmigo por venganza

Malu, así se llama mi amiga, algo entradita en carnes pero sexy, tiene unos deliciosos pechos, con unos pezones que se ponen duros como piedra cuando se le sabe excitar y un tremendo trasero al cual le llevo ganas desde hace algún tiempo pero que no quiere entregármelo por que según dice tiene miedo que le duela, y según dice también nunca lo ha hecho por allí, para mi sencillamente no soy la persona que ella ama, solo soy quien saca a flor de piel sus deseos por el sexo, pero no lo suficiente como para que me entregue ese delicioso bocado.

Ella se encuentra enredada en una relación amorosa con una persona mucho menor que ella, quien se aprovechaba del amor que le tiene para manejarla a su antojo e incluso adornarla con cuanta “escoba con falda se le cruza”, este “chibolo” siempre esta en busca de levantarse cualquier cuero y meterse un revolcón y la verdad que no lo culpo pues el sexo es delicioso y para ser franco yo también ando a la caza de “féminas” para mandarme un polvo, polvito o polvazo de acuerdo a las circunstancias.

Yendo al tema de fondo, Malú siempre esta peleando con su “media naranja” y siempre me llama para desahogarse, ya que la conozco desde hace mucho tiempo, yo de vez en cuando le lanzaba los perros a ver si caía y nos enredábamos en un revolcón, más de una vez disimuladamente la manosee y ella no se daba o no quería darse cuenta de mis intenciones, un día me dijo que estaba estresada y entre broma y broma le dije que venga a mi oficina para darle unos masajitos a lo que ella para sorpresa mía accedió.

Llegó un poco tarde cuando ya no había casi nadie de mis compañeros, la hice pasar a una oficina desocupada y empezamos a conversar y tomar gaseosa, de pronto ella me reclamó lo ofrecido y ni corto ni perezoso empecé con mi labor, comencé con un masaje suave en los hombros subiendo a la nuca y acariciando por encima de la blusa su apetecible cuerpo, a estas alturas ya tenía la verga dura como una estaca, seguí bajando disimuladamente dirigiendo mis manos un poco hacia delante hasta tocar suavemente sus senos, no me dijo nada y continué cada vez más atrevido, ella solo suspiraba a cada caricia, salí un momento para comprobar que el último empleado se retiraba y aseguré la puerta principal.

La hice recostarse en un sillón y seguí con mi labor seguí masajeando la espalda, e iba bajando mientras acariciaba los costados, llegué a la cintura y regresé hacía arriba, sentí un estremecimiento, seguro esperaba que siguiera pero no lo hice, quería excitarla tenerla en mis manos, seguí acariciando al tiempo que baje mis labios hacia su nuca, Malú se estremeció pero no dijo nada, continué bajando mis manos hasta tocar su delicioso trasero, se puso tensa y me pidió que me detuviera que estábamos yendo demasiado lejos, como desees le dije, le invité un trago para que se relaje y tomamos otra posición, ahora sentados, continué con el masaje y ella no protestó, empecé a besarle la nuca al tiempo que resbalaba mis manos hacia los bordes de sus senos, no quería tocárselos tan directamente por temor, a que se moleste y todo termine allí, ella se estremecía y me pedía que me detenga, yo ya me había dado cuenta que estaba excitada así que decidí jugarme el todo por el todo y le dije:

“Me parece que estas un poco incomoda”, “será mejor que nos vayamos”, se produjo un ligero silencio y tuve miedo que me responda que si, que mejor nos vayamos pero me respondió “te has molestado por algo?”, “no” le dije, “lo que sucede es que tu me pides que no lo haga y bueno nunca he obligado a nada a ninguna mujer”.

“Disculpa” me dijo, “no quería que me beses la nuca por que no soy de hierro, soy una mujer y me estabas excitando, pero ya es demasiado tarde para detenerse”.

Me miraba con ojos de hembra en celo estaba completamente a mi merced, así, la atraje hacia mi estampando un beso profundo que ella respondió con gran excitación, así siguieron nuestros labios saboreando, nuestras lenguas enredadas, mientras me deshacía su blusa y su brassier, que deliciosos pechos quedaron a mi disposición, me lancé hacia ellos como un águila, saboreando, mordisqueándolos, mamándolos, mientras ella excitada solo gemía y decía frases ininteligibles, fue muy fácil retirar el Jean, quedando solo en un mini tanga negra que contrastaba con la blancura de su piel, toqué por encima de la tanga a la altura de la vagina y estaba muy mojada, la senté sobre un escritorio, le quité la tanga y empecé con una deliciosa “sopa”, ella gemía, se pellizcaba los senos y movía la cabeza de un lado para otro, de pronto se estremeció y me jalo de los pelos al tiempo que estallaba en un delicioso orgasmo, expulsando sus deliciosos jugos de mi ávida lengua, no me detuve y seguí trabajando sobre su clítoris, logrando arrancarle casi inmediato un segundo orgasmo.

Para este entonces yo ya me encontraba solo en truza, la demás ropa había ido saliendo conforme le comía el delicioso coño, ella bajó del escritorio, se arrodillo delante mío, me bajo la truza y liberó mi miembro, empalmado a más no poder, Malú me pasó la lengua a lo largo del tronco mirándome a los ojos para ver mi reacción, yo estaba sobre excitado, solo cerraba los ojos para disfrutar lo máximo de esta deliciosa felación, luego empezó a metérsela en la boca y la sacaba ensalivándome todo el tronco, de pronto se concentró en el glande mamándomelo y chupándomelo repetidas veces hasta llevar al punto de explotar, así se lo hice saber, pues según me había confesado, nunca se había tomado una gota de semen, es más no sabía que se podía tomar, ella lejos de sacarlo prosiguió mamándolo con más dedicación al tiempo que me miraba a la cara para no perderse ni un detalle, solo lo sacó para decirme “siempre hay una primera vez”, no duré mucho con ese tormento, dos minutos más y explote dentro de su boca y Malú no dejó escapar ni una gota de su “deliciosa leche” como ella la llamó tiernamente.

Descansamos un momento, mientras tomábamos un trago, esto nos encendió aun más, nuevamente empezamos a besarnos, mientras nos manoseábamos con deseos, le pedí que me lo mamara de nuevo, solo un poco para que la lubricara y la empalmara, así lo hizo, pronto estaba lista para la batalla, me recosté en un sillón y ella se montó al estilo “potro salvaje”, empezó con ligeros movimiento hasta convertirse en una cabalgada endiablada, que deliciosa hembra como gozaba, gritaba, se pellizcaba los senos me decía “dame más papito”, “dame tu leche ya”, “cachame como a ti te gusta”, “soy tu puta , soy tu perra, pero dame rico”, yo ya no aguantaba ese movimiento, de pronto la sentí estremecerse al tiempo que hundía sus uñas en mi espalda, había tenido su tercer orgasmo de la noche, al mismo tiempo yo explotaba dentro de ella, llenándola toda de leche, de verdad que delicioso polvo.

Luego de pasado la calentura, ella se acercó a mi y me dijo “disculpa, esto no debió pasar, me siento mal”, “por que me dices eso?” le pregunté, “es que yo amo a mi novio, no debí engañarlo”.

“!Mira” le dije “lo que pasó aquí para mi fue delicioso y según me parece, para ti también, por que vas a malograrlo con tontos arrepentimientos, ni tu novio ni nadie tiene por que enterarse, el te pone los cuernos y ahora simplemente le has pagado con la misma moneda y lo mejor es que lo disfrutaste o me equivoco”.

Tienes razón ni siquiera con mi novio había llegado a más de un orgasmo en una sola sesión de sexo y ya vez contigo, tres veces y que deliciosos, tampoco había probado la leche y ya vez, la primera vez y me la tomé disfrutándola además, decidí aprovechar la situación y le dije “Malú me gustaría comerme tu delicioso trasero”, me miró aterrada, “no por favor”, “debe doler mucho”, en vano traté de convencerla de que excitada y lubricada adecuadamente no le dolería, es más lo disfrutaría pero ella no quiso entenderlo y me dejó con las ganas.

Hemos seguido encontrándonos, encamándonos y dándonos mutuo placer pero aun no logro hacer que me entregue ese delicioso trasero que ya me tiene obsesionado, quiero comérmelo y estoy seguro que de una u otra forma lograré que me lo entregue.

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